Siendo aficionado del club desde niño y habiendo tenido la oportunidad de ver mi primer juego en vivo en el antiguo estadio Revolución en Cubitos el siguiente paso obviamente era seguir al equipo a su entonces nueva casa: el estadio Hidalgo. Una cosa increíble para la ciudad hace 22 años, una Pachuca que ni de lejos era lo que es ahora, una ciudad moderna y con más del doble de habitantes.

Después tuve la fortuna de ver el inicio del crecimiento del club cuando comenzó a ser manejado por la promotora, las finales en Segunda División, los ascensos, los descensos, la historia que todo aficionado del equipo conoce por lo menos porque se lo han contado otros aficionados de mayor edad. Luego llego la estabilidad en Primera y comenzaron las mejoras en el Hidalgo, nuevo techo, nuevas tribunas, nuevos palcos, aunque tristemente desaparecieron las explanadas en las cabeceras tuvimos ahora si un estadio digno de ser llamado así.  Ni que decir de las butacas en todas las localidades, las pantallas gigantes y el sistema de seguridad. Sin lugar a dudas un lugar donde pasar un buen rato con toda comodidad como un extra de ver a nuestro equipo defendiendo los colores en casa. La ciudad más pequeña de toda la Primera División.

Nacido en la segunda ciudad del estado, mi también muy querida Tulancingo, no me era sencillo acudir a los juegos por mí mismo siendo un niño así que cada ocasión en que tenía ocasión de asistir era una experiencia memorable. Después los estudios me llevaron a radicar en el estado de México, con una mayor libertad aunque no con un mayor presupuesto, por lo que mis visitas al Hidalgo eran todavía algo escasas aunque siempre haciendo un espacio y un ahorro para los juegos más atractivos de los diferentes torneos en que el equipo participaba. Me era más sencillo, por lo tanto lo hacía con más frecuencia, asistir a los juegos en los estadios en el Distrito Federal, aunque nunca fue la misma sensación de asistir a un juego en casa.

Nuevamente regrese a vivir al estado de Hidalgo, a solo 30 kilómetros del entonces llamado Huracán, entonces sí, me convertí en asistente asiduo a los juegos como local, a veces buenos resultados, a veces malos pero nada como una tarde de emociones fuertes en las tribunas. En cualquier condición en la que el Hidalgo se haya encontrado me han tocado ver los logros del equipo, final de Liga, final de Concachampions, final de Sudamericana y muchos muchos otros, ah sin olvidar un juego de eliminatoria de la selección nacional.

Tal vez debido a la distancia a la que siempre he vivido de la capital siempre ha sido algo valiosa para mí la experiencia vivida en cada uno de esos juegos. Sin embargo al mudarme a las costas del estado de Jalisco a mil kilómetros de distancia se convirtió en algo todavía más memorable por las escasas oportunidades que he tenido de asistir a los juegos desde entonces. Me resulta difícil de entender porque la directiva tiene que hacer tantos esfuerzos para llevar a los aficionados del equipo cada dos semanas  a las tribunas del estadio cuando sin lugar a dudas es el equipo lo que más ha dado satisfacciones a la ciudad además de contribuir a su modernización y crecimiento. Tal vez tendrían que encontrarse al igual que yo a mil kilómetros de casa para valorar realmente lo que tienen al alcance de su mano justo ahora.