Francisco Lozada.- Prácticamente, sin ninguna aspiración o posibilidades de asistir a la fiesta grande, después de sumar seis fechas sin conocer el triunfo en la liga, de estar en el sótano y de ser eliminado en la Copa, la incertidumbre aumenta no sólo en el seno de los Tuzos, sino entre sus seguidores.

Sin embargo, la directiva ha guardado total hermetismo en cuanto a la necesaria remoción del técnico Diego Alonso, quien reconoce la falta de resultados, pero también expresa el apoyo incondicional de los jugadores.

Este es el peor caos del Pachuca en los torneos más recientes, que obliga a tomar cartas en el asunto, porque ha dejado de ser el equipo protagonista, cuyos refuerzos en su mayoría han dejado mucho qué desear.

Es claro, que mejor los canteranos dan su mayor esfuerzo, hasta convencer a los seleccionadores nacionales para tomarlos en cuenta, justificando con ello la calidad, que no termina de verse en el accionar del equipo Pachuca.

Los errores individuales, colectivos y tácticos son constantes y repetitivos en todos los partidos, sin que haya variantes para evitarlos, y que recaen directamente en el técnico, Diego Alonso.

La realidad es que el equipo no puede, ni debe caminar bajo ese tenor, porque ya está al margen de la liga y copa, pero también se arrastra la pérdida de puntos, que conlleva a una baja notoria en el porcentaje.

La directiva de los Tuzos se ha caracterizado por su paciencia para evitar cambios constantes de entrenadores y en la mayoría de casos le han resultado, pero esta vez, parece que se está extralimitando en no tomar una decisión drástica, que sería el cambio de timonel.

De tal manera, que no se descarta una sorpresa a corto plazo, que pudiera darse el próximo fin de semana, en que enfrenten a Dorados, benjamín del circuito, aunque no sólo dependa del resultado, sino del rendimiento en general del Pachuca.

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