Pachuca, Hidalgo.- Nunca se ‘vio’ con otra camiseta que no fuera la del Pachuca. Hoy, Jaime Correa trata de asimilar la realidad. Cuesta trabajo. No se pueden borrar de un plumazo diez años. Diez títulos.

«Ahora sé que todo tiene un final. Pensé que podía quedarme aquí toda la vida, como los jugadores de antes que fueron de una sola camiseta; lo sentía de esa manera pero…

La ilusión de acabó el viernes. Aceptó firmar contrato de dos años con el San Luis que, a su vez, cedió a Braulio Luna.

Es irreversible.

Se va un emblema de los Tuzos. Y no es como le hubiera gustado…

DOLOROSO

En exclusiva con El Sol de Hidalgo, se confiesa.

Habla en el negocio de comida que abrió en la Bella Airosa, animado porque sentía que había echado raíces aquí, sensación que cambió en apenas unos meses.

«Me voy muy triste, con el orgullo lastimado, porque pensé que estaría más años aquí», suelta de entrada.

De ahí en adelante, habla con la mano en el corazón.

«Más que mi salida, lo que me duele son las formas: sin jugar, relegado a la banca. No tengo nada qué reprocharle a la directiva, ni a Rivarola, sin embargo, fue terrible ver la final contra Cruz Azul desde afuera».

NO HIZO LÍO

Otros pudieron pegar de gritos o encarar al técnico.

Correa no tiene esa sangre.

«Opté por callarme, por apoyar al grupo, que siempre es lo más importante».

Luego se daría la charla con Guillermo Rivarola.

Y el ‘Motor’ fue de frente:

«Le comenté que mi intención era jugar, me quedaba un año de contrato, pero que tampoco iba a estar a fuerza en el plantel; era preferible hacerme a un lado por dignidad y con la cara en alto».

Si hubo algún otro reproche se lo queda para sí mismo.

Cierra el capítulo:

«Les deseo lo mejor a él y al equipo. Ya en otra ocasión nos encontraremos»,

MIL GRACIAS

El duranguense se queda con las alegrías de una década.

Valora cada título. Cada victoria.

Con la emoción a flor de piel resume:

«A Pachuca y a su gente me los llevó en el corazón. Crecimos juntos y estamos a mano. Le agradezco a la afición su trato, también a la directiva y a todos los entrenadores que tuve, la oportunidad que me dieron de jugar.

«También le quiero dar las gracias a mis padres, a mis suegros, a mi familia, a mi esposa y a mis compañeros por aguantarme. Me tocó una época brillante del club y creo que pasarán muchos años antes de que tener un grupo tan exitoso».

A MUERTE CON SAN LUIS

Ahora, lo que sigue: San Luis.

Jaime está convencido de que le queda mucho futbol en las piernas para «cuatro o cinco años más».

Además, pone en práctica ese espíritu ganador labrado a base de títulos.

– ¿A qué más puede aspirar un hombre que ha ganado cuatro ligas, cuatro Concachampions, una Sudamericana y una Superliga?

«Me gusta el desafío. No soy conformista, por eso voy a un nuevo equipo a esforzarme al máximo, a pelear por un lugar. San Luis no ha sido tan regular, pero debe encontrar el buen camino. Ojalá que todos los que lleguemos podamos cooperar con ese granito de arena».

Hasta pronto, Jaime.

Fuente: El Sol de Hidalgo

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